El impacto de las emociones en la productividad

Se dice que hay que dejar de lado las emociones en el espacio de trabajo. La realidad es que somos humanos y por naturaleza, emocionales. No es fácil dejar de lado las emociones en la jornada de trabajo y estas afectan directamente al rendimiento en las actividades.

Emociones en los equipos

Las 8 emociones básicas son ira, miedo, asco, sorpresa, tristeza, confianza, anticipación y alegría. Las emociones como miedo o ira no son placenteras y por lo general están relacionadas con un problema. En el ámbito personal se busca que las emociones como confianza, anticipación y alegría predominen en nuestro día a día y compartir con la gente que nos rodea. Si este tipo de emociones nos hacen sentir mejor ¿por qué no vivirlas en nuestro entorno laboral?

¿Cómo impactan las emociones en la productividad?

Las emociones como ira, tristeza o miedo son malas noticias. Si pensamos en las última vez que se presentaron algunas de estas tanto en la vida personal como en el trabajo, seguramente fue un momento de desmotivación o de querer tomar un descanso. En cambio si hacemos este ejercicio con un momento en el que sentimos felicidad podemos notar que cambia el panorama, estamos más motivados y dispuestos a hacer nuestras actividades con la mejor actitud.

¿Qué pasaría si todo líder promueve emociones positivas en sus equipos? En un estudio realizado por Social Market Foundation se encontró que los empleados felices son 20% más productivos que los demás. Fomentar felicidad y confianza en nuestro espacio de trabajo ayuda al bienestar emocional de los trabajadores y por ende, mejora la productividad.

Puede que los empleados estén pasando por un mal momento en su vida personal. Si queremos que esto no afecte en su rendimiento, hay que tomar acción para abrir espacios de confianza e impulsar un ambiente positivo dentro de la empresa.

Pequeños cambios que hacen la diferencia

Cuando se presenta un conflicto con algún colaborador ¿cómo reaccionan los líderes? Es importante que se lleve a cabo una retroalimentación ya sea buena o mala, no es óptimo señalar culpables o aplicar “castigos” ya que esto provoca miedo en los colaboradores.

Una buena práctica se resume en la siguiente frase “No se buscan culpables, se buscan soluciones”. Cuando se buscan culpables todos se esconden, pero cuando se buscan soluciones todos están en su mejor disposición para ayudar. Es más productivo buscar la solución, actuar y establecer acciones que evitarán que esto se vuelva a presentar.

Como líderes hay que tomar acción para establecer un ambiente laboral positivo. Practicar la retroalimentación con los colaboradores, preguntar y conocer cómo se sienten, demuestra interés por ellos y aumenta la confianza entre líderes y sus equipos.

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